Y me caí y en su momento se me olvidaron poner las manos para no abrazar el suelo. Fue como si hubiera perdido esa batalla sin importancia, ni siquiera podía pensar que sería algo con más importancia.
Pero llegué a casa y vi que estaba mal, de verdad, que lo que me había pasado era una simple caída, pero que no sabía como tomarlo.
Ahora es otra historia, otro caso, la herida se curó, pero la cicatriz se quedó, el miedo corre sin lugar, y vuelve a haber una piedra.
Esta vez no es roja, carmesí, no podría describirla, pero no parece igual, no me he parado a mirarla, me da miedo mirarla muy de cerca y sin darme cuenta irme de cabeza.
Podría ser diferente, pero podría volver a tropezar y volver a caer igual.
Simplemente maravillosa tu entada, de veras, se ve que cuando se sabe escribir se sabe y punto... te dejo mi blog para que también me sigas, para seguirme solo tienes que darle a la primera opción de la pestaña de la derecha, deja un comentario y si quieres le das a me gusta:
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Acabo de ver tu blog hace un rato, me gusta mucho como escribes. Y muchas gracias, se escribe como se puede jajajaja
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