-El principito.
A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntarán lo esencial de mismo. Nunca se les ocurre preguntar: ¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?
Pero en cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Solamente con estos detalles creen conocerle.
Si les decimos a las personas mayores: He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en la ventana y palomas en el tejado, jamás llegarán a imaginar como es esa casa.
Es preciso decirles: ¡He visto una casa que vale cien mil pesos! Entonces exclamarán entusiasmados: ¡Oh, que preciosa es!
Marlene Barrantes... :)
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