Un día, estaba yo sola en casa con ellas, no había poder humano que las aguantara así que les conté una pequeña mentira para que se portaran bien.
-Laura, si no te portas bien, la niña del espejo vendrá por ti.
+¿Quién es la niña del espejo?
-Verás, acompañame
*Lleve a las dos en frente de un espejo, pero sobre todo a Laura que era la más interesada*
+¿Por qué me traes aquí?
-Pues, te ves en frente ¿no?, pues esa es la niña del espejo, es una niña igual que tú que está aburrida de estar dentro del espejo y hacer siempre lo que haces tú, es una niña muy buena así que cuando tú te portas mal, puede salir del espejo y encerrarte a ti, para que te sustituya y tu papá no se va a dar cuenta porque es igual a ti y hace lo mismo que tu. Así que deberías de portarte bien si no quieres que la niña del espejo salga.
+Vale, vale, voy a portarme bien. ¡Daniela, Daniela, vamos a hacerle una carta a la niña del espejo para que sepa que nos vamos a portar bien!
Ahora, entiendo la situación en la que se metían mis padres cuando yo era pequeña. Nunca había pensado que viviría esa situación desde el otro lado, el de "los mayores".
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