martes, 11 de diciembre de 2012

Estaba en el bus, sentada, al lado mio quedaba un sitio libre, un hombre negro se acercó para sentarse allí,  pero decidió que no, en cambio le cedió el lugar a una mujer blanca, mientras me decía a mi mejor me quedo de pie; ella lo miró de arriba abajo, en parte, con un poco de desprecio y accedió a hacerse en aquel sitio, mientras el hombre, siempre llevaba una sonrisa en la cara.
Unos cuantos minutos después, el hombre negro le preguntó algo a un señor mayor, no llegué a escuchar el qué, pero vi como el anciano asentía, le miraba mal, y luego miraba hacia otro lado hablando con las personas de su al rededor.
Vi como muchas personas en ese bus le miraban, como si no fuera igual a los demás, mientras tanto, el hombre siempre estaba sonriendo e intentando hablar con algunas personas más.
Cuando llegó a su parada, en el momento en que se abrió la puerta, se dio media vuelta hacia mi, me dijo adiós y como no, me sonrió.
Obviamente yo también me despedí de aquel señor que en mi vida había visto. Pero apuesto lo que sea, a que ese hombre mejor persona que la mitad de las que había en ese bus.

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